La concentración de contaminantes que dañan el aire se origina por la emisión de micropartículas de compuestos tóxicos como el Ozono (O3), Dióxido de Nitrógeno (NO2), Dióxido de Azufre (SO2) y Monóxido de Carbono (CO)

Estos compuestos químicos se liberan principalmente en las industrias, el transporte público y otros procesos que involucran combustibles de biomasa, tales como el gas natural, petróleo, gasolina, y otros como el carbón.

Estos contaminantes hacen que el aire que se respira no tenga las condiciones de pureza saludables para la oxigenación corporal y expone a la población a sufrir de muertes prematuras a causa del daño que estas micro partículas ocasionan a los sistemas respiratorio y cerebrovascular.  Tal como lo revela la OMS, la contaminación atmosférica genera más de 4 millones de muertes prematuras al año, a causa de enfermedades como cardiopatías isquémicas, accidentes cerebrovasculares, cáncer de pulmón, además de enfermedades pulmonares y respiratorias crónicas.

El 91% de las muertes prematuras a causa de la contaminación en el aire se presentan en países de bajos y medianos ingresos.